Resumen
El mundo de las ideas parece no conocer fronteras. El ser humano, cuando se muestra dispuesto a pensar en las cosas fundamentales, reivindica su parentesco con todos los que, antes y después, han emprendido esa búsqueda. El propósito de ser fiel a la verdad, de averiguar el origen de las creencias que forjan nuestra aceptación de las realidades en que vivimos, ha caracterizado o acompañado a la definición del talante filosófico, y el surgimiento de la filosofía tuvo lugar en Grecia, pero la “vida de la razón”, según la expresión de Santayana, ha sido consustancial al ser humano. La originalidad de la filosofía no ha radicado en un descubrimiento de la naturaleza, sino en una función de la razón que el filósofo compartiría con todos los hombres.