Resumen
Nunca una pérdida fue vista con tanto optimismo como lo hace Heller-Roazen al hablar de la pérdida de una lengua, tal vez porque sin esa pérdida (aunque él habla de olvido) no hay progreso. Sólo el olvido constante de las lenguas permite el nacimiento de otras: hay que ser conscientes de que continuamente algo que dejamos atrás nos permite construir algo nuevo.