Resumen
La obra de Jean-Luc Marion, de inspiración decididamente fenomenológica, atraviesa dominios heterogéneos al reinaugurar el encuentro de la filosofía con la teología y al conferirle una nueva actualidad a las cuestiones sólo en apariencia agotadas de la metafísica. De ahí que haya suscitado también las más viscerales reacciones, como las levantadas por Dominique Janicaud a propósito del “giro teológico de la fenomenología francesa”, y que provoque otras más discretas con el carácter de diálogo, como la iniciada por Jean-Luc Nancy ―la cual nos gustaría ver llegarmás lejos― a propósito de la “deconstrucción del cristianismo”.