Ciudad y ciudadanía: Senderos contemporáneos de la filosofía política

Resumen

Podemos alabar con bastante entusiasmo la labor editorial de Trotta y el esfuerzo de Fernando Quesada por lograr un centro de gravedad específico de la modernidad política Occidental. Más que cualquier otra disciplina, la política requiere de la filosofía el esclarecimiento de algunos tópicos que con el caos de información y conceptos del siglo XXI, han quedado sumergidos en ideas que falsean las propias ideas, como es el caso de la nueva corriente liberal y su identificación con el neoconservadurismo. Gracias a Roberto Rodríguez podemos volver a la historia del liberalismo para leer que también existe un “liberalismo social” que ha convivido históricamente con el liberalismo conservador, y que sus orígenes fueron impulsados principalmente por “la lucha contra el autoritarismo”, en paralelo a la lucha del “propietarismo” como concepción básica del liberalismo clásico, y como condición de posibilidad de la libertad del individuo. La neutralidad teórica de Ciudad y ciudadanía propia de una buena labor filosófica dirigida al gran público, sale a relucir cuando avanzamos en la lectura del texto (dividido en dos partes), y encontramos capítulos dedicados al socialismo de la mano de Antonio García Santesmases, o a las ideas básicas del nacionalismo planteado desde su orígenes como una ideología fundamental, en el sentido de que “impregna a otras ideología” como afirma Miguel Caminal.